jueves, 22 de agosto de 2013

Retrospecter: Godlike

[caption id="attachment_990" align="alignleft" width="233"]La vida antes de los crowdfunding: portadas do-it-yourself La vida antes de los crowdfunding: portadas do-it-yourself[/caption]

Voy a parecer un poco oportunista por hablar sobre un juego de rol ambientado en la segunda guerra mundial, estando más o menos cerca la publicación de Walküre, el juego de los muchachos de Aventuras en la marca del este ambientado en un final alternativo a dicha contienda y que, todo sea dicho y sin ánimo de peloteo, tiene una pinta estupenda. Lo cierto es que tanto los super-héroes como la segunda guerra mundial son dos temas que, por separado, no han sido nunca prioridades en mi lista de intereses. Bueno, como a todo hijo de vecina los nazis sí que me interesan, de esa manera morbosa mediante la cual nos fascinan sus desvaríos ocultistas, su imaginería de la ss y sus descabellados inventos militares. Soy perfectamente consciente de que son precisamente de los tópicos que más libros, cómics y películas han originado en la historia de la humanidad, pero no puedo evitar ser así de outsider.


Pero, fíjate, este juego de rol viejuno aúna estas dos materias de maneras que sí me atraen: una ucronía o historia alternativa del archiconocido conflicto en la que, repentinamente, algunas personas desarrollan facultades extraordinarias que desafían las leyes de la naturaleza. El enfoque no es en absoluto heroico o como dicen en el libro de "mallas de colores y machismo pulp"; al contrario, el tono propuesto por el juego es de realismo dentro del contexto propuesto - por mucho que puedas volar, un impacto de la artillería antiaérea te convertirá en confeti sanguinolento.


Publicado en 2001 por una minúscula editorial llamada Hobgoblynn Press (mutada ahora en Arc Dream) con ayuda de Pagan Publishing, el autor principal de este curioso juego es Dennis Detwiller, creador también del impresionante Delta Green. Uno de los elementos más curiosos del mismo es su sistema, el ahora llamado One roll engine, que fue creado por Greg Stolze (libre en la página web de este hombrecillo, en el enlace); y además John Tynes colaboró con cosillas como fotos y maquetación. Como se puede comprobar, lo más indie de aquella época, todo junto.


La propuesta es sencilla: con la subida al poder del nazismo en Alemania y el inicio de las hostilidades en Europa y el resto del mundo, comienzan a aparecer individuos (denominados talents) que muestran capacidades sobrehumanas muy variadas. El primero, curiosamente, surge en Alemania, y es un tipo que puede volar superando la barrera del sonido; muy apropiado teniendo en cuenta la imaginería del superhombre y los aguiluchos fascistas omnipresentes en la estética nacional-socialista. Supongo que la pregunta clave en este tipo de ambientaciones es: ¿por qué? Y aquí es donde, a mi parecer, el autor se desmarca de todo lo habido y por haber en el mundillo de los señores con capa, eludiendo explicaciones biológicas (mutaciones, rayos cósmicos, experimentos gubernamentales...) o místicas (la magia ha vuelto, elegidos de los dioses...), y sencillamente achacándolo al estado mental colectivo de la humanidad ante sucesos mundiales que amenazan con cambiarlo todo (al estilo masa crítica). Hablando en plata: hay peña que cree que puede desintegrarte con la mirada, hacerse invisible, o transformarse en dragón, y su sola fuerza de voluntad lo hace posible.


La peculiaridad del origen de los poderes le confiere normas propias al sistema y al mundo que representa, de nuevo dotándole de un carácter y personalidad muy alejadas de los típicos batiburrillos de otras ambientaciones en las que todo vale. Por ejemplo: cualquier talent puede detectar a otro y tratar de contrarrestar sus poderes; teniendo un origen tan personal, las manifestaciones de los poderes están totalmente ligadas a las rarezas y desvaríos mentales de cada uno; hay límites a los poderes (nada de viajes en el tiempo, ni predicciones del futuro, ni curar a otros...); la aparición de las capacidades sobrehumanas es totalmente aleatoria y esporádica, no se puede forzar ni duplicar. Como es de esperar, la ambientación ofrece un plétora de ejemplos de cada bando y procedencia nacional que le confieren un puntito culebronesco y que muestran perfectamente cómo el autor se quería distanciar de los héroes de los cómics; son todos personas muy normalitas que de la noche a la mañana se ven imbuidos con capacidades ligadas a su personalidad o circunstancia vital. El que posee telekinesis pero sólo mediante lo que toca su sombra; el que se hace invisible pero únicamente cuando cierra los ojos; aquel que puede detener balas o granadas pero no una cuchillada; otro que inventa fantásticos artefactos que funcionan exclusivamente en su presencia; o uno que dice poseer la lanza de Odín, y puede emular los poderes del dios Nórdico, pero al morir su arma resulta ser una réplica para la ópera.




[caption id="attachment_993" align="alignright" width="300"]La vida antes de los crowdfunding, parte II: montajes fotográficos caseros La vida antes de los crowdfunding, parte II: montajes fotográficos caseros[/caption]

Uno de los puntos fuertes del juego es su sistema (el citado One roll engine u ORE), que tiene la osadía de ofrecer con una sola tirada de dados (muchos dados, eso sí) si tienes éxito en una acción, lo rápido que se consigue y, en el caso de ser en combate (normal, claro, siendo un juego sobre la guerra) dónde se endiña y cuánto daño se hace. Al loro. Sencillico de explicar: tiras tantos dados de diez (déjà vu del mundo de tinieblas, oiga) como tu suma de característica + habilidad (Vampiro de nueeevo), y buscas grupos de números iguales; cuanto mayor sea el número de dados iguales ("anchura"), más rápido llevas a cabo la acción, y cuanto mayor sea el valor ("altura"), mejor la has efectuado. Si hay más de un grupo de dados, puedes elegir el que mejor te venga (o en el caso de haber intentado dos acciones, asignas un grupo a cada acción). Si estás en combate, el grupo más numeroso indica quién actúa antes, y el número del dado dónde impactas. Y ya, majos. Así de facilico... sobre el papel, claro. Me encantaría probarlo, la verdad.


¿Qué decir del resto? (Otra de esas preguntas retóricas que tan bien quedan en redacciones). Pues que la mayor parte del libro está dedicada a una línea temporal con todos los sucesos más emblemáticos de la guerra (tanto los reales como los fantásticos) y que me ayudó enormemente a saber más sobre ella; que luego se reservan varias páginas a listados de tanques, fusiles, pistolas, morteros y demás mandanga y no lo entiendo (no vienen fotos, los detalles sobre cada artículo son escasos, y a nivel de reglas no hay demasiadas diferencias entre unos y otros); y que el final del libro está ocupado por una adaptación de las reglas al D&D 3ª edición. Hasta ahí llegó la popularidad de la Open Gaming License, flipad.


Lo peor de este libro, no ya del juego, es su presentación. Se nota que intentaron ahorrar en maquetadores e ilustradores, oiga. Los montajes fotográficos son de pena, las pocas ilustraciones son bastante malas, y la maquetación un tanto horrible y en ocasiones poco clara. Menos mal que Tynes se dedicó después a otros menesteres, porque lo del photoshop no era lo suyo. También a veces la prosa deja un poco que desear, pero aquí ya entran mis manías, claro.


Aunque el libro se basa en los años de la contienda, los talents no cesaron de aparecer; fruto de esto fue la publicación de otro juego ya enmarcado en la actualidad, el Wild talents. Así Dennis aprovechó la idea inicial y el sistema, y se subió al carro de juegos de super-héroes ambientados en un presente alternativo, mercado tradicionalmente copado por las miles de ediciones de los universos Marvel y DC. Godlike también tiene varios suplementos, entre ellos (no podía faltar ni de coña) uno que detalla a los talents nazis, su parafernalia, sus poderes, y las cosas nazis que hacen.


Por cierto: soy perfectamente consciente de que existe un juego patrio sobre la segunda guerra mundial (Comandos de guerra, de Ediciones Sombra), pero por desgracia no lo tengo.


Veredicto: Tildadme de flojo, pero la segunda guerra mundial a palo seco se me atraganta; sin embargo, añadiéndole colorido como el de este juego me entran ganas de revisar Los cañones de Navarone o Doce del patíbulo con tipos con superpoderes. Porque, no nos engañemos, ¿acaso no estamos continuamente fantaseando sobre cómo hubiera ido el mundo si la guerra hubiera terminado de forma distinta? Y, ¿no sería grandísimo echarse unas partidas en la guerra civil Española con este sistema y contexto?


Fotos extraídas de la página web de los autores, sin su permiso. Pero no me miréis mal, porque esto lo escribo para promocionar su juego, al fin y al cabo.

viernes, 2 de agosto de 2013

Rol y política: Respuestas nada retóricas

Tras comprobar, como yo temía, que es totalmente imposible escribir una entrada cuando se está de vacaciones por ahí y sólo se dispone de ordenadores ajenos, me dispongo a retomar el noble arte del blogueo... y cuánto me honra poder hacerlo poniendo un enlace al blog de un compañero.


Hace ya tres meses, cuando era más joven e inocente, colgué una entrada sobre la eterna discusión concerniente a los derechos de autor, cultura, y contenido libre de cualquier tipo. El bueno de Nacho perdió unos minutos de su vida leyéndola, y no contento con esto, incluso respondió a las preguntas que dejé colgando al final de la misma en su blog, En la red. Aunque es un descarado ejercicio de egocentrismo (pero disfrazado de camaradería, ya que el blog es de otra persona), os animo a leer la entrada que mis desvaríos propició, llamada Cultura Libre, en la que el compañero aporta reflexiones muy interesantes y esclarecedoras, con las que estoy totalmente de acuerdo.


Gracias, Nacho, de verdad. No sé por qué la gente se empeña en seguir escribiendo blogs existiendo el maravilloso whatsapp y el fantabuloso twitter, pero yo tuve desde el principio un objetivo muy claro en mente: conocer a gente y sus opiniones. Por ahora, misión cumplida.


N.B: Qué extraño es publicar una entrada sin fotico...