Antes de nada: no pienso hablar de la mojónica película (supuesta "adaptación" de la novela) o películas, ni de Limahl y su blandísima banda sonora, ni de si la obra es o no para niñxs. Bueno, de esto último sí: diré brevemente que no, que para nada, que la verdadera genialidad de Ende era escribir novelas que podían leer tan ricamente tanto un tierno infante como un canoso (y atractivo) madurito como yo (lo que hace Pixar hoy en día, vamos)
Tuve la suerte de leer la edición de círculo de lectores cuando era muy joven, y quedé fascinado por las ilustraciones de inicio de capítulo de Roswitha Quadflieg (he puesto aquí un par de ellas), y la gráfica distinción entre lo que sucede en el mundo real (escrito con caracteres rojos) y lo que ocurre en Fantasia (escrito con caracteres verdes [sí, sin tilde]). Muy en la tónica pseudo-solipsista de la infancia, durante un tiempo creí que era posible que un libro estuviera dirigido a alguien en particular, y no estar viviendo la auténtica realidad... luego vendría Matrix y lo pondría de moda, claro (sí, ahora me tomo la medicación y ya no pienso así)
[caption id="" align="alignright" width="173"] Tampoco diré nada sobre grupos musicales gafapasta[/caption]
La simbología inunda la obra de cabo a rabo. Bastian, un apocado e imaginativo niño, entra por casualidad en una librería mientras huye de unos simpáticos compañeros de clase (hoy en día, esto sería mobbing, y ellos unos acosadores). Tras una breve charla con el librero, le choricea el libro que este estaba leyendo - La historia interminable. Harto de la escuela y de su gris y triste vida, decide hacer pellas (en el desván de su propio colegio, extraña elección) y leerse el libro. La acción cambia entonces a lo que está ocurriendo en Fantasia, el reino contenido en el tomo (en todos los sentidos), aunque la acción pasa una y otra vez del exterior del mundo real al interior del mundo fantástico. No voy a resumir la novela entera, por dos razones: por no destriparla (si es que queda alguien que no la haya leído y lo quiera hacer ahora, caso remoto pero posible) y porque hay miles de sitios donde ya está escrito. Como decía al principio del párrafo, tan lejano ya, Ende hila una historia con múltiples lecturas y varios sentidos simultáneos, que interesantemente son válidos y cambiantes, para cualquier edad o estado de ánimo... es por esta razón una obra que anima a releerla pasados los años, y más si has sido tan afortunado de encontrarla a una tierna edad.
Esto me hace pensar... ¿Es releer un libro que te impactó o del que guardas un agradable recuerdo un puro acto de nostalgia? Mala es la nostalgia como único motor de una acción; uno de esos escritores pomposos de los que nunca hay escasez decía que llega un momento en la vida en la que empiezas a releer más que a leer. ¿Se puede aplicar esto al famoso movimiento old school de los juegos de rol? ¿Es dar la espalda a lo que surge en la actualidad? ¿Es puro orgullo al considerar que lo nuevo nunca será mejor que lo antiguo? ¿Somos un poquito carcas, en definitiva?
[caption id="" align="alignleft" width="182"] Estos sí son Atreyu y Fújur, joer[/caption]
Este libro rebosa sabiduría y auténtico conocimiento del ser humano. Bastian, el único protagonista humano de la historia, no puede contener su pulsión de crear y contar historias; en la novela, él es el único que realmente puede inventar nuevos relatos. En su intento de buscar un objetivo vital, termina olvidándose de quién es, de lo que nos convierte en lo que somos: nuestros recuerdos. Al perder su memoria, se pierde a sí mismo. A la vez, en su búsqueda del héroe, en su viaje como otro Prometeo, incurre en todos los errores que cualquier hijo de vecina cometería: prepotencia, egocentrismo, delirios de grandeza. Como bien decía un conocido, nadie aprende en cabeza ajena.
En última instancia, esta novela es una declaración de amor hacia los libros, hacia la literatura. Tal y como nos muestra Ende a través de su relato, todos los libros son historias interminables que realmente no tienen inicio ni fin aunque así parezca por su contención material; además, cada vez que alguien agarra uno y lo lee, lo que se detalla entre sus tapas o cubiertas ocurre como si fuera la primera vez, pero al mismo tiempo es recurrente y atemporal. Como resume perfectamente la coletilla que el autor usa a menudo, esta es otra historia y será contada en otra ocasión.
Hay un detalle que sin duda enlaza este genial libro a nuestra afición, aunque sea de una manera simbólica: es coetáneo a la publicación del primer juego de rol. No sé si Ende llegó a conocer los juegos de rol, pero su corpus artístico denota que hubiera disfrutado de ellos enormemente, como firme defensor de la fantasía y la creatividad como barreras de contención ante un mundo cada vez más gris, aburrido y oscuro. Algo está muy claro: la diversión que ofrecen sí que es una auténtica Historia interminable, una fuente creativa inagotable.
Veredicto: Supera tus prejuicios, la cultura pop fue muy cruel con esta obra maestra. Si siendo un rolero adulto no te identificas con el Bastian niño recordando tu infancia, ya tuviste suerte, ladrón. Y si lo haces, bienvenido al club (y sí, la escuela es un puto coñazo)
ResponderEliminarVaya, ese párrafo parece que lo hubieras escrito para mí XD Yo lo leí cuando tenía nueve años y debo admitir que me costó un poco. No son pocas las ocasiones en que he pensado en releerlo, pero por x o por y siempre lo he dejado aparcado. A ver si con esta excelente entrada me animo definitivamente o/
Me refería a "es por esta razón una obra que anima a releerla pasados los años, y más si has sido tan afortunado de encontrarla a una tierna edad."
ResponderEliminarTotalmente recomendable leerla de nuevo, gana muchísimo.
ResponderEliminarYo tendría once o doce años la última vez que la leí. Tengo un bonito recuerdo de la novela, siempre he pensado que una relectura podría estropear eso. Pero después de lo que pones, igual debería probar.
ResponderEliminarY estoy de acuerdo; el rolero que no se haya identificado en su niñez con Bastian es un caso más bien infrecuente.