jueves, 25 de octubre de 2012

Purgandus libri: La estación de la calle Perdido

En estos tiempos retro en los que lo más cool es repasarse de arriba abajo la lista del ya desgastado apéndice N, voy a rebelarme por enésima vez (soy un iconoclasta) y proponer un libro algo viejuno, un clásico contemporáneo.

No, no es batman

Primera lanza que rompo a favor de esta obra: su autor. Alguien al que sus padres ponen China, sobrevive su infancia y se convierte en un autor famoso y de moda merece que se le haga una estatua. Imagínate, imagínate que te ponen de nombre Vajilla o Kazajistán. Qué duro, oye. Ahora comprendo por qué está muy cachas: ha tenido que enfrentarse a mucho tonto del culo, seguro. Claro, por otro lado, te lo encuentras en una firma de libros o en una convención y lo confundes con el portero de la discoteca a la que no te dejaban entrar cuando eras joven.

¿Quieres leer mi libro? ¿Llevas calcetines blancos? 

Segunda lanza que rompo: sacarse un género literario de la manga. Esto no está al alcance de todo el mundo, amigos míos. Sin despeinarse (bueno, lo tiene fácil, está calvo como un litro de vino), el señor Miéville ha inventado el "salvage punk". Sí, son sus palabras, no ha hecho falta que ningún crítico o medio especializado hiciera el ridículo.

A mí, a parte de las etiquetas que le han colgado a esta obra (Dickensiana, Victoriana, "weird fantasy") y que hacen que me ría mucho cuando leo las guardas de los libros, me gustaría recalcar el acentuado tono político que la impregna. Es poco común en la fantasía (quizá más en la ciencia ficción) que el contexto en el que tiene lugar la acción tenga este toque de realismo, y unos personajes que se posicionan (o que intentan quedarse al margen) en el complicado entramado del desiquilibrio social. Nueva Crobuzon, la metrópolis protagonista de la historia, es un batiburrillo de influencias que van desde el steampunk pasando por el terror y llegando a la fantasía más clásica con sus razas humanoides y sus hechizos y conjuros, pero también tiene ese hálito de realismo que le confiere las tensiones sociales y la lucha de clases.

¿Qué os creíais, que solo Madrid tiene metro?

No voy a perder vuestro tiempo y el mío haciendo un resumen de la novela; mucha otra gente lo ha hecho antes y mejor que yo. Solo decir que, además de lo que comentaba arriba, a mí me atrajo poderosamente la atención un mundo que, aunque parece una pizza tropical por su chocante y aparente mezcla de elementos y estilo, destila una coherencia y un atractivo que ya quisieran muchos otros (sí, estoy pensando en reinos olvidados), y una historia sin concesiones con tintes de novela negra y terror.

Lo interesante y extraño es que no haya surgido ya un juego de rol, o por lo menos una ambientación, basados en la obra de Miéville. Porque además de La estación de la calle Perdido, el mundo de Bas-Lag (nombre del planeta en el que tiene lugar la novela) está desarrollado en otras dos novelas: La cicatriz y El consejo de hierro. Venga, por el amor de Buda, si hasta Buffy cazavampiros tiene una línea de rol.

Lo cierto es que sí ha habido intentos. Cierta compañía de cuyo nombre no quiero acordarme (es verdad, no me acuerdo) tuvo los derechos durante años, pero no publicó nada. Hace unos años, la Dragon 352 Estadounidense sí incluyó en su número unas cuantas páginas con mapas, características de juego de razas jugables, trasfondo, una entrevista a China y dibujos muy inspiradores:

Entran en un bar un cactus, un rano, un escarabajo y un francés...

Por otro lado, he descubierto que, actualmente, otra editorial dice estar preparando un juego ambientado en la obra: adamant entertainment. No les conozco de nada; solo sé, leyendo su página web, que han escrito un escenario de campaña para Savage worlds y que (al loro) han hecho el juego de rol de la película...  ¡Buckaroo Banzai! Si no sabes de qué te hablo, ya estás tardando en echar un vistazo a esta locura de film.

"Tengo pinchos en la espalda, pero por delante no, para que cuando te abrace, no te pinche el corazón... " Lo cantaba Espinete, el primo del de la foto

Yo, por mi parte, llevo tiempo dándole vueltas a adaptar este interesantísimo mundo a la mesa de juego. Sé de buena tinta que otra mucha gente lo ha hecho y he encontrado dispersas por internet varias wikis y apuntes de campaña. Os informaré. O no.

Veredicto: Un detalle para convenceros de que debéis leer este libro. Los gobernantes fachosos de la ciudad-estado de Nueva Crobuzon mantienen una embajada del mismísimo infierno en su ciudad... si con un pedazo de guiño así no sientes las ganas, háztelo mirar. Y leedlo en Inglés, mangurrianes.

4 comentarios:

  1. Las novelas ambientadas en el mundo de Bas-Lag fueron todo un descubrimiento para mí. En rol, lo más parecido que conozco es Reinos de Hierro, que tiene algunas similitudes, al menos al principio, que le perdí la pista cuando la cosa empezó a ser un juego de miniaturas.

    La Dragon 352 es un buen punto de partida, sin embargo.

    La faceta política de las historias es de lo que más me gustó. Hay escenas, como la de la guardia de Nueva Crobuzón aplastando despiadadamente la huelga de los estibadores vodyanoi, que se me quedaron grabadas. Igual que la de: "Señor alcalde, su excelencia el embajador del Infierno".

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  2. Y creo, sinceramente, que no se le ha hecho la justicia que se merecen en nuestro mundillo. Hay pseudo-novelas infumables que sí tienen sus ambientaciones o juegos propios, y estos pedazo de libros huérfanos...

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  3. La versión en castellano están en kindle por 11 pavos del ala (luego dicen que no funciona el formato electrónico). ¿Merece la pena o la traducción es tan nefasta?

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  4. Mucho me temo que me lo leí directamente en Inglés, Velasco. No es porque la traducción pueda ser mala (que normalmente son muy buenas en Castellano), es una cuestión de gafapastismo.

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