martes, 22 de octubre de 2013

Purgandus libri: Las estrellas, mi destino

[caption id="attachment_1141" align="alignleft" width="224"]Vuelve lo viejuno Vuelve lo viejuno[/caption]

Con la literatura, y más con la de ciencia-ficción, me está pasando como en una novela de dicho género: cuanto más viajo al pasado, mejor material encuentro y más disfruto. Es curioso comenzar el camino al revés: haber leído ciertos clásicos contemporáneos o de finales del siglo XX y luego empezar a desenterrar las novelas precursoras. A riesgo de sonar rancio y viejuno, lo nuevo es meramente un pastiche de lo ya escrito.


Esta novela apareció originalmente en (agarraos los machos) 1956, en la revista Galaxy (la portada ilustra la entrada), en cómodas entregas. No es la primera coincidencia y paralelismo con otro tipo de literatura surgida mucho antes, los folletines; luego abundo más en el tema. Alfred Bester, luego laudado como uno de los más importantes escritores de ciencia-ficción, no se comió un torrao en vida, el pobre; muy típico de la literatura. Así le pasó al hombre, que dejó la sci-fi y se dedicó a otros menesteres.


Salvo en contadas ocasiones, la ciencia-ficción ha elegido derroteros más cercanos al cine que a la literatura en las últimas décadas; influencia de ida y vuelta, parece ser. No así esta novela; ya desde el comienzo Bester deja claro que aquí el contexto futurista es un telón de fondo para el desarrollo de su personaje principal, Gulliver Foyle, el Tiger, tiger! del título alternativo, y que hace referencia al famosérrimo poema de William Blake. Él es, debido a un tatuaje en la cara, el felino depredador metafóricamente agazapado en la selva. Su historia debe más a Shakespeare y a Dumas que a la gran pantalla; en particular, los paralelismos entre la historia del Conde de Montecristo y la que nos ocupa son abundantes.


El protagonista, un burdo mecánico espacial atrapado en una nave a la deriva e ignorado por otra que podría haberle rescatado, jura vengarse del capitán de esta última, caiga quien caiga. En el futuro que habita Foyle las capacidades humanas empiezan a desarrollarse exponecialmente, y el teletransporte (denominado jaunt, término que tan bien conocemos por el D&D), es una capacidad tan real como escaquearse en el trabajo o dejar para mañana lo que puedes hacer hoy. Foyle es recuperado milagrosamente y devuelto a la civilización, y desde ese momento su vida se convierte en una caza continua de la persona que le negó la ayuda. Con tal fin, se ve forzado a cultivarse, a convertirse en la persona que sí podrá acceder a su enemigo, transformándose así por completo e impulsando sin proponérselo un cambio de toda la especie humana. Que no es moco de pavo, oiga.


Hay críticos y exégetas que quieren ver el origen de lo cyberpunk en esta novela, opinando que los incipientes rasgos de ese género ya se pueden observar aquí: corporaciones que gobiernan el mundo (como hoy en día), polarización socioeconómica de la sociedad (¡como hoy en día!), tecnificación hasta lo absurdo del día a día (¡tres de tres!), etc. Con tantos padres, al final va a resultar que el saiberpán es Freddy Krueger.


Siempre defenderé que la mejor ci-fi es aquella que se viste de ambientes y entornos futuristas para tratar los eternos dilemas humanos de identidad, búsqueda de uno mismo, individualismo vs. colectividad, justicia, progreso social... lo de menos es siempre qué tecnologías se profetizan, si no cómo estas nos cambiarán a nosotros y a la humanidad. Bester con esta obra se posiciona claramente en el bando más optimista, apostando fuertemente por la capacidad de los seres humanos de decidir por sí mismos y de encontrar el camino que literal o figuradamente nos llevará a las estrellas. Y aunque suene a perogrullada, el autor aporta una reflexión que a mí me suena a verdad universal: el único sentido de la vida humana es ser vivida hasta las últimas consecuencias, simple y llanamente. Y esto, a la hora de la siesta os lo estoy contando.


Finalmente, y esto es algo que no tiene nada que ver con esta gran novela, me doy cuenta de que disfruto muchísimo más con la ciencia-ficción que con la fantasía, y que cuando tengo que elegir un libro que leer es de dicho género. Lo que me intriga a mí mismo es el porqué sigo prefiriendo la temática fantástica al sentarme a una mesa a echar unas partidillas de rol... ¿será que ningún juego o ambientación de ci-fi hasta ahora me han convencido?


Veredicto: Que me corrija quien entienda más de estos temas que yo, pero la obra de Bester tiene más de 50 años, así que posiblemente ya se puede disfrutar libremente, sin sentirse culpable por estar quitando el pan de la boca a ningún creador. Incluso en el caso contrario, bien merecen la pena las perras empleadas en esta gran obra. Aunque se lo lleven sus herederos.

4 comentarios:

  1. Te ha faltado comentar el momento "fumada literaria" que se marca el autor en la recta final. Aunque mejor no comentar nada para no estropear la sorpresa.

    Yo desde ese dia si necesito un chute rápido y que no deje secuelas en el organismo me leo esas páginas.

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  2. :D
    Muy cierto, muy cierto. Soy muy dado a destripar finales, pero con este me he cortado; demasiadas sorpresas juntas...

    ¡Un saludo!

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  3. Lo leí hace apenas unos meses, después de tenerlo durante bastante tiempo sin hacerle apenas caso, a pesar de que me habían hablado maravillas de esta obra. Creo que tardé tanto porque tenía una idea completamente equivocada acerca de la temática de la novela, que me sorprendió enormemente.

    Desde luego, el libro es formidable de principio a fin. Y la caracterización y desarrollo del personaje de Foyle es magistral. Es posible empatizar con él a pesar de que muchos de los actos que comete están llenos de crueldad, y eso no me parece algo fácil para un autor.

    Lo que comentas sobre retrotraerse a las obras originales de las que deriva la mayor parte de lo que se escribe actualmente en el género no es exclusivo de la ci-fi. En el campo de la fantasía, es leer a Homero, las sagas escandinavas, las novelas artúricas y otras obras similares y encontrar ahí casi todo lo que se escribe en la actualidad. E incluso sin ir tan lejos, leyendo obras de principios y mediados del s. XX, con gente como Howard, Tolkien y Moorcock, ya vemos totalmente formados los tópicos del género que en su mayor parte siguen siendo empleados hoy día. Para leer imitaciones burdas de los anteriores, prefiero leer aquello en lo que ellos se inspiraron para sus propios trabajos.

    La ci-fi no puede remontarse tan atrás, pero sigue teniendo sus clásicos y sus imitadores.

    Un saludo.

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  4. Es muy interesante el apunte que haces sobre la mitología y literatura "fantástica" remontándose a los orígenes de la humanidad, incluso aunque algunos surgieran como textos religiosos. Esto me hace preguntarme en qué momento y por qué comenzó el género ci-fi; siendo mi preferido, no tengo ni la más remota idea. Me pondré a ello...

    ¡Un saludo!

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